Tenemos otro cuento original escrito por nuestra fantástica colaboradora, en esta ocasión, protagonizado por los animalitos kawaii más tímidos que existen, ¡los Sumikkogurashi! ¡Disfrutadla!
El monstruo del lago Ness
Shirokuma, el oso polar que teme al frío, el Pingüino verde y Neko iban por la calle, haciendo truco o trato. El tímido oso polar llevaba un disfraz de iceberg. Pingüino, con su crisis de identidad, se había disfrazado de pájaro. Y Neko, la gata tímida, llevaba un traje de ratón. Iban a encontrarse con Tokage, el lagarto, en el lago del pueblo.
El trío recorría las calles intentando evitar a los demás transeúntes… en la medida de lo posible. Cuando llegaron al lago, Tokage no estaba allí. Se dieron media vuelta, de espaldas al agua.
—Pues no sé dónde se puede haber metido —comentó Pingüino en voz alta.
Algo húmedo y resbaladizo tocó el hombro de Neko.
—Shirokuma, creo que se te está derritiendo el traje —dijo Neko, volviendo un poco la cabeza… y viendo una mano verde sobre su hombro.
—Sssss… ch-chi… c-cossss —balbuceó Neko.
Los otros se dieron la vuelta.
Era el monstruo del lago Ness.
—¡BÚÚÚ! —gritó el monstruo.
—¡¡AAAAAAAH!! —chillaron las tímidas criaturas Sumikkogurashi.
Al monstruo del lago Ness se le escapó la risa y acabó carcajeándose de lo lindo.
Shirokuma, el Pingüino verde y la gatita Neko estaban de lo más confundidos.
La cara del monstruo del lago Ness pareció caerse: ¡era una máscara!
Debajo, apareció la cara de Tokage, muerto de risa.
—¡Tokage! —exclamaron los tres amigos.
El lagarto había parado ya de reír, pero no podía quitarse la sonrisa de la cara.
—¿Qué pasa? —dijo, encogiéndose de hombros. —Siempre he querido ser el monstruo del lago Ness.
Todos se miraron unos a otros… y se echaron a reír de buena gana.